La Joya de Tempestad (Partida)

El subsector de Jotumheim ha recibido durante los últimos milenios la bendición del Emperador. No es solamente uno de los subsectores más ricos y estables del Imperio sino que durante incontables generaciones sus ciudadanos han hecho gala de una Fé Inquebrantable y un Espíritu de Sacrificio cada vez que ha sido necesario. Esto ha hecho que sus gentes vivan orgullosas y se sientan merecedoras de los regalos que el Emperador les ha concedido.

Podríamos tardar horas en enumerar los infinitos beneficios con los que Jotumheim provee al Imperio. De sus minas brotan toneladas de minerales en bruto, sus enormes plantaciones de hidropónicas generan alimentos para cien mundos, de sus colosales fundiciones industriales fluyen ríos de mineral fundido para alimentar a las siempre hambrientas fábricas del Mechanicus. Naves, maquinaria, alimentos, materias primas, armas, ropa, arte, tejidos exóticos... todo esto y mucho más sale de Jotumheim.

Ahhhh... sé lo que estás pensando, pero te equivocas. Los fieles servidores del Emperador no han dejado un rincón sin mirar en busca de esa ‘mácula’ malsana que suele aparecer siempre en lugares tan prósperos. Las gentes, temerosas del Dios Emperador, trabajan duro en Su Nombre, y aunque a veces hay alguno que se atreve a desviarse del Camino... bueno. Todos sabemos qué sucede con aquellos que siguen el camino de la Condenación.


Pero basta de cháchara. Estáis aquí por una buena razón.

Hay una tradición. Una vez cada veinte años, los nobles de Jotumheim se embarcan en un colosal viaje a través del cosmos. Nobles de los seis Sistemas Solares que lo conforman se embarcan en una peculiar peregrinación. Su destino, el remoto planeta cardenalicio de Asmodeus, en el cuál las casas nobiliarias presentarán sus respetos a San Kohen, el Santo Imperialis que propagó la verdadera Fé en el Subsector hace milenios.

Pero el viaje no es un largo camino lleno de rezos y momentos de reflexión.

La gigantesca astronave en la que se embarcan recibe el nombre de Tuatha de Dannan, una antiquísima reliquia de eras pasadas que ha sido acondicionada para acoger a tan selectos pasajeros. Para que se sientan todo lo cómodos que dichos pasajeros se merecen, el Tuatha de Dannan está bellamente decorada. O mejor dicho: el exorbitante lujo de las cámaras y salas de la astronave quitarían el aliento a más de uno.

Vosotros estáis aquí por diversos motivos. Sin embargo espero que tengáis tiempo de disfrutar de las distracciones que ofrece este viaje...



Lukas: Has sido destinado a la escolta personal de un emperifollado noble de la casa Hulster por tus méritos. No tienes muy claro si para ti es una recompensa eso de pasarte horas con un uniforme de gala como si te hubiesen metido una escoba por el culo, y la verdad es que tanto lujo y cháchara inútil empieza a ponerte nervioso.

Empiezas la partida cuando te alejas de tus compañeros y aburrido te apoyas en una de las barandillas de la enorme cubierta de baile, mientras ves abajo en la pista a medio centenar de idiotas (nobles) dar vueltas al son de una orquesta. Recuerda que pese a ser un escolta estás aquí porque te han invitado, por lo que eres uno más en la fiesta. Bueno... un plebeyo apestoso más, no vamos a negarlo. Vas desarmado (del todo) salvo por tu pistola potenciada. Te han advertido lo peligroso que es que la uses y agujerees el casco, pero al ser escolta de un noble no te la han quitado. El resto del equipo lo tienes en tu camarote bajo llave.


Barr: Has trabajado un par de años en esta preciosidad, y si sus antiquísimas plantas de energía funcionan es porque tus rezos han conseguido alcanzar una comunión perfecta con el espíritu máquina. Y tu martillo también, pero esa es otra historia.

Empiezas la partida junto a un aburrido teniente de una de las innumerables escoltas de nobles que pululan por la nave (Lukas). Te han permitido el acceso a la sala de baile porque eres oficial de la Tuatha de Dannan, y la verdad es que estás también algo harto de tanta trivialidad. Al igual que Lukas, estás desarmado salvo por tu ‘herramienta’.


Lucía: Estás de los nervios, aunque sabes que esto es sólo una prueba más que el Todopoderoso Emperador ha puesto en tu camino. Un obstáculo que vencerás con paciencia, convicción y fé. Ibas de peregrinación a Asmodeus para honrar a San Kohen junto a otras Hermanas Novicias cuando descubriste que la única forma de hacerlo era embarcarte en esta... ¡esta indecente astronave llena de indulgencia!. Aunque se te trató conforme a tu rango, has sido la única con la suficiente fuerza de voluntad como para resistir las tentaciones banales con las que se agasajan los nobles. Por ese motivo se te ha ordenado asistir como representante de tu orden a la sala de bailes.

Empiezas la partida vestida sólo con tus humildes túnicas en una esquina del salón, mirando de manera furibunda a cualquiera que ose acercarse a ti.


Itnas: Te han trasladado. No sabes si es por tus méritos, o porque el comisariado ha decidido apartarte temporalmente del servicio activo. Bueno, para ti son órdenes, y las cumplirás, aunque estás muy indignado. ¿Entrenar reclutas en la academia de Asmodeus? Está bien. Enseñarás a esos novatos cómo se hacen las cosas.

Empiezas la partida junto a una Hermana que parece también poco agradecida por estar embarcada en esta nave llena de patanes petulantes que no sabrían andar y mascar chicle a la vez aunque les fuese la vida en ello.


Ale, os toca.

Un profundo sentimiento de desprecio y asco recorría mi mente mientras mi mirada vagaba por la barroca imagen que estaba dando la supuesta élite del sector. Sin duda había visto cultos de slaanesh menos bizarros y ávidos de lujo que el que se me presentaba en esta nave llena de despropósitos.

Si esta caterva de herejes realmente quisieran preparar su alma para su supuesta peregrinación a Asmodeus no tendría ningún problema en enseñarles algo de ascetismo y autopurificación para alcanzar un estado de catársis digno de entrar en el sagrado reposo del Santo Kohen.

No obstante, visto lo visto, me tendría que conformar en rechazar de manera abrupta a todo inepto con el valor suficiente para pedirme el siguiente herético baile que la blasfema orquesta decidiera tocar.

Por un momento, la fantasía de que alguno de los estúpidos presentes se declarara adorador de Slaanesh y todos comenzaran a adorarle mientras yo iba en busca de mi sagrado bólter hizo florecer una pequeña sonrisa momentánea. Rápidamente borré esta pequeña indulgencia de mi mente y prometí rezar veinte rosarius adicionales al Sagrado Emperador.

Recurriendo a la guía para autocontrol que la Hermana Superiora me había enseñado, cerré los ojos y respiré profundamente hasta notarme en total calma. Abrí los ojos prometiéndome dejar en buen lugar a mis hermanas a las que representaba. Mi mirada recayó en un Comisario que se hallaba cerca de mi posición y con un suspiro pensé en que sin duda no lo estaría pasando mejor que yo. De nuevo una sonrisa cruzó mi rostro hasta que la voz de la Hermana Tracia resonó en mi memoria "Mal de muchos, consuelo de herejes". Con un bufido añadí otros veinte rosarius a mis deberes nocturnos y continué observando a los nobles y sus fácilmente inflamables prendas...

¿Cual era la palabra?...Desnudo, maldita sea, me siento desnudo sin mi ropa de faena,(apollandote en la barandilla notas un objeto que te abulta en uno de los bolsillos) bueno no del todo, desnudo pero con unos slips, me doy la vuelta, apoyo la espalda en la barandilla y con una sonrisa a medias saco mi paquete de tabaco, WISTON, um, los mejores, saco uno y me lo coloco en la boca, ya saboreo la nicotina, palpo entre tanto ropaje de "gala" y busco mi encendedor, tras unos instantes y con gran alegria lo encuentro, justo cuando voy a encenderme el cigarillo noto como un "monigote",creo que es quien esta a la orden o algo asi de esta nave, ¿Burr? ¿Narr? maldita sea ahora no recuerdo su nombre, me mira de soslayo, con furia, y de pronto me vuelvo a sentir desnudo de nuevo.

Guardo mi encendedor, meto el cigarillo de nuevo en el paquete y lamento no poder saborearlo.
Vuelves a mirar al salon de bailes y e quedo con la cara de un comisario (una temporada en Cadia, necesita ese) y una Hermana de Batalla (bastante guapa, que pena que esten casadas con "nuestro amado Dios-Emperador"), me pregunto que haran por aqui, desde luego no entonan nada con estos pazguatos.

Despues de hecharle una mirada de desaprovacion al guardaspaldas que estava apoyado en la barandilla, con el unico ojo humano que tengo, vuelvo la mirada a a la gran sala de baile, esa seccion de la nave no era reconocible, para alguien que esta acostumbrado a trabajar en el nucleo de plasma de la astronave.

Veo que el guardaspaldas queda algo (mas bien aun mas) desanimado, por tener que aguantar esa idiotez de baile y sin ningun tipo de vicio que le distraiga, al igual que yo, yo preferiria estar en la seccion de ingenieria o en la sala de maquinas que en ese sitio, pero claro, cuando los nobles le piden al capitan de la nave que asista al baile por lo exotico de un ser medio maquina con un servobrazo a la espalda y que no esta lobotomizado como un siervo..., diablo cuanto idiota, com ose nota que la vida a sido un cuento de hadas para ellos, lo mas desviado de su canon de belleza sera alguna hermana fea o algo pro el estilo.

Me pongo a observar a la gente del baile, en el nivel de pista hay gente de lo mas emperifollada con trajes de general, o de graduaciones mas altas que seguro no saben ni cual es el extreno peligroso de la espada que llevan, entre la gente hay dos personas que destacan, sobretodo por su comportamiento, un comisario y una chica con habitos, quizas miembra del Adeptus Sororita, pro si acaso almazeno su imagen en mi memoria.

Esto va a ser muy largo, voy a por unas copas bien cargadas de lo que sea, quizas le traigo algo a ese fumador frustrado, a ver si tiene algun tema de conversacion medio decente, aunque sea la fuente de alimentacion de su pistol.

-¿Quiere una copa señor?
-Nah...-el camarero sigue su rumbo y se adentra entre la marea de pimpollos vestidos de gala que bailan al son de la orquesta-Malditos imbeciles...
-Disculpe,comisario,no he podido evitar oir su ultimo comentario.Soy Lord Albruim.Me parece que no siente usted gran respeto o admiracion por cualquiera de nosotros,¿verdad?
Ignoro a el petulante noble y repaso por enesima vez la sala recargada de adornos.
-¿Acaso no le han enseñado un poco de respeto hacia los nobles en su academia?
-Respeto...¿hacia quien?¿Hacia usted,Lord Albruin?Me han enseñado respeto,pero es algo que no suelo llevar a la practica,mas que nada porque para que ustedes puedan vivir una vida llena de lujos,nosotros tenemos que combatir contra horrores que a le hielarian la sangre a cualquier baboso de su calaña.¿Sabe lo que es un tiranido,Lord Aldruin?¿Sabe como actuan?¿Sabe como quedan los mundos prosperos,santificados mil veces por el divino Emperador tras el paso de estas maléficas criaturas?
-No,pero sospecho que usted me lo va decir comisario...emm...no tengo el placer de saber su nombre.
-Ni lo tendra Lord Albruin,ni lo tendra.Ahora si me disculpa,me retirare a mis aposentos.Seria una pena que aquel tecnosacerdote tubiera que ponernos una de sus protesis a alguno de nosotros dos,¿verdad?-Nada mas acabar la pregunta,deje al descubierto la espada ceremonial.Era solo un adorno pero a aquel idiota se le helo la sangre.Solo por verle la cara supe que hacerme acudir a el baile no habia sido tan mala idea.
Antes de irme me percate de un grupo de Sororitas a mi derecha.La salude con el signo del aguila bicefala y me retire de aquel baile del que parecia que solo los nobles con protocolo podian disfrutar.
Subo las escaleras y en la terraza saludo a el tecnosacerdote,que como habiendo oido mi anterior conversacion con aquel noble,sonrie y hace lo que parece un guiño con su unico ojo humano.

Envio editado por: abbadon, el: 2009/12/03 22:06

La orquesta interreta un vals, y cerca de cuarenta parejas empiezan a danzar por la pista en un mareante torbellino de colores. Sabéis a ciencia cierta que la ropa que viste cualquiera de ellos cuesta unos dos siglos de vuestra paga, y la llevan con enorme despreocupación. Sí... hay que ser noble y asquerosamente rico para hacer eso.

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Barr y Lukas:

Se te acerca un miembro de la tripulación.

- ¿Señor? Le llaman de la cubierta 34. Me han dicho que hay un problema en la subsección 741, cerca de los pañoles de carga.

Se refiere a una de las múltiples bodegas de carga.

El tipo se gira hacia Lukas:

- Me han pedido que venga también alguien de seguridad de los invitados, pero no he encontrado a nadie... ¿vendrá usted, teniente?

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Lucía:

La música empieza a ser bastante molesta. Entonces aparece un tipo del servicio y te hace una señal.

- Ah... señora... perdone. - baja la cabeza - Ah... la requieren en sus camarotes. Parece que una de sus compañeras, la novicia Malenna, se encuentra enferma.

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Itnas:

Tras ganarse a un enemigo ^___^ Subes las escaleras para ver cómo el visioingeniero y el guardaespaldas abandonan la sala por una exclusa de servicio. Al parecer tendrás que aguanatr un poco más a estos pesados nobles.

De repente te fijas en que hay dos camareros cuchicheando por lo bajo, y parecen asustados.

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Pos eso...