LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE

14 años 1 mes antes #46068 por Grimne
Respuesta de Grimne sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
¡Muy chulo!

[img:3ppbkf6b]http://img33.imageshack.us/img33/6517/firma2joy.jpg[/img:3ppbkf6b]

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14 años 2 semanas antes #46880 por Konrad
Respuesta de Konrad sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
[i:ftbtlgls]Día 10. 9:30h.[/i:ftbtlgls]

Estática. Crujidos y estática. De vez en cuando, algo parecido a una voz humana, sumamente distorsionada. El pan de cada día. Probó otras frecuencias cercanas. Estática de nuevo. Sin poder remediarlo, de forma instintiva, le sacudió un golpe al transmisor. Probó de nuevo. Nada. Le dio un par de puñetazos más. Aquello le valió la mirada desaprobadora del tecnoadepto del Estado Mayor, que se encontraba bajo la mesa reparando una tabla de proyecciones tácticas.

Volvió a probar en la frecuencia correcta.

-Bravo Rojo, Bravo Rojo, aquí Central. ¿Me recibís? Bravo Rojo, Central llamando.

Se reclinó sobre la silla, con los pies sobre la mesa. Cogió una lata de alubias en conserva de la caja de suministros que habían tomado prestada de un contenedor del Munitorum. La abrió, introdujo la cuchara y se llevó un buen bocado a la boca. Estaban frías y algo duras, pero hacía más de doce horas que no comía nada, y hasta unas suelas de bota le habrían parecido un manjar.

Jodido décimo séptimo batallón. No respondían. Acabó de masticar, tragó y volvió a intentarlo.

-Bravo Rojo, a Central se le empiezan a hinchar los huevos. Responded u os los cortará.

Oyó un crujido, y una voz muy distorsionada. Ajustó la frecuencia del transmisor. Por fin se despertaban aquellos vagos.

-… ambio.

-Bravo Rojo, repitan.

-Aquí Bravo Rojo, recibiendo de Central. Cambio.

Se alegró. Eran sin duda ellos. Reconocía la voz de Pritzker, el encargado de comunicaciones del decimoséptimo.

-Bien Pritzker. Por fin nos levantamos. ¿Cómo va todo por ahí?

-Bastante bien. Hemos rebasado ya… -Paró un momento. Oyó las voces apagados de varios individuos.- … la calle 45. Estamos cerca de la iglesia de san Kriodus.

Dejó el micrófono y se colgó los auriculares del cuello. Se giró. Sobre la mesa, un ayudante de campo se peleaba con el proyector de mapas y con el tecnoadepto. Cerca de ellos estaba el capitán, con un mapa de papel en las manos y un rotulador. Visto que el proyector no quería funcionar, había optado por un método más arcaico pero igual de efectivo.

-Capitán: el décimo séptimo ha cruzado la calle 45. Dicen que se encuentran cerca de la iglesia de San Kriodus.

El capitán asintió, y marco las nuevas posiciones en el mapa.

-De acuerdo. Órdenes del coronel: que mantengan esa posición. Una compañía que se dirija por la avenida Aquila en dirección al coliseo, para reforzar el flanco derecho del vigésimo primer batallón.

-Sí, señor.

Se colgó los auriculares y se acercó el micrófono.

-Bravo Rojo, aquí Central. ¿Pritz, sigues ahí?

-Sí, Central. Dime.

-Órdenes: una compañía que avance por Aquila, en dirección coliseo. Esos hijos de perra del vigésimo primero están con el flanco desprotegido. El resto, mantened la posición a la espera de nuevas órdenes.

-Recibido. Bravo Rojo, cambio y corto.

La comunicación se cortó. Se colgó de nuevo los auriculares al cuello y cogió la lata de alubias. Volvió de nuevo a su almuerzo. Pensó que con un poco de tomate, la cosa mejoraría mucho. Iba a levantarse a buscarlo, pero la presencia del capitán lo disuadió. Se sentó de nuevo, y siguió masticando las alubias.

La radio empezó a crepitar. Por los auriculares oía gritos. Se los puso de nuevo. De fondo se oían los disparos y explosiones, fuertemente distorsionados a través de los cascos.

-Central, Central, aquí Dingo Azul. ¿Me reciben?

-Dingo Azul, le recibimos.

-Nos encontramos encallados. Intersección calle 51 con Aquila. ¡Nos están friendo! ¡Solicitamos apoyo!
Se giró.

-Capitán, los de reconocimiento. Están encallados en 51 con Aquila. Les están dando una tunda de padre y muy señor mío. Solicitan apoyo.

-¿51 con Aquila? Más lejos que cualquier otra de nuestras unidades. Bien, que se retiren hasta la plaza Sabattine, cuadrante 19. Luego solicita apoyo artillero sobre el cuadrante 26, entre calle 51 Aquila.

-Sí señor.

De nuevo se puso los cascos. Seguía oyendo explosiones y tiros, gritos y maldiciones.

-Dingo Azul, aquí Central.

-¡Joder, habéis tardado!

-No te hagas el listo, explorador. Retiraos al cuadrante 19, plaza Sabattine. Solicitaremos apoyo artillero.

-¿Cuánto tiempo tenemos?

-Procedimiento habitual, diez minutos. ¿Necesitáis más?

-Con eso nos bastamos. Gracias, Central. Dingo Azul, corto.

Cortó la comunicación. Les deseó mentalmente suerte. Eran algo hoscos los de la compañía de reconocimiento, y algunos unos verdaderos malnacidos, pero sabía lo mala que era la situación en que se encontraban. Cogió una libreta que tenía al lado. Comprobó las frecuencias de las unidades de la Guardia que tenía allí apuntadas hasta que encontró la que quería. La buscó.

-¿Ketzok 1, Ketzok 1, me reciben? Aquí Kolstec 27. Corto.

-Kolstec 27, aquí Ketzok 1. Diga.

-Solicitamos bombardeo sobre un área: cuadrante 26, entre calle 51 y avenida Aquila. Tenemos tropas allí. Procedimiento estándar de retirada: iniciad fuego dentro de diez minutos.

-De acuerdo Kolstec 27. Así será. Ketzok 1, fuera.

Miró el reloj. Cinco minutos para el cambio de turno. Por fin podría irse a dormir un rato. Dejó los auriculares y tomó de nuevo las alubias. Esperaba poder terminar su almuerzo sin que volvieran a incordiarle.

-¿Ya tenemos soporte de artillería?

Masticó rápidamente una gran masa de alubias y tragó de golpe.

-Sí, capitán.

-Bien, perfecto. Póngase en contacto con la compañía de blindados. Compruebe su posición. Luego envíe órdenes al décimo octavo batallón: que avancen hacia el Parque de la Colina hasta la calle 62. Que tapen la brecha entre el vigésimo primero y los samotracios.

-Sí, capitán.

Dejó las alubias sobre la mesa y se puso los auriculares. A la porra con el desayuno.

Envio editado por: Konrad, el: 2010/04/04 13:16

[img:rl5ziuli]http://i674.photobucket.com/albums/vv106/feofitotu/shooter-1.jpg[/img:rl5ziuli]

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14 años 2 semanas antes #46881 por Sidex
Respuesta de Sidex sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
Muy currado, es como me imaginaba las comunicaciones de CG, y me a recordado otro relato donde el prota tambien era de telecos del CG.

<!-- m --><a class="postlink" href=" www.labibliotecanegra.net/v2/index.php?o...d=24064&catid=15 "> www.labibliotecanegra.net/v2/ind ... 4&catid=15
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14 años 2 semanas antes #46894 por Grimne
Respuesta de Grimne sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
Ah, la dura vida del encargado de comunicaciones del Estado Mayor. :P

[img:3ppbkf6b]http://img33.imageshack.us/img33/6517/firma2joy.jpg[/img:3ppbkf6b]

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14 años 1 semana antes #47063 por Konrad
Respuesta de Konrad sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
[i:3ssd07ni]Día 10. 15:20h.[/i:3ssd07ni]

El comandante Ruge lo vio por el periscopio. Un montículo de escombros en mitad de la calle. No era un obstáculo especialmente alto, pero los lados estaban bastante empinados. No estaba muy convencido de que pudieran pasar por encima.

Abrió el comunicador interno que llevaba en el casco acolchado.

-Kanz, a cincuenta metros. ¿Ves ese montón de piedras? Rodéalo.

Sin apartar la vista de su propio periscopio, Kanz le respondió. Pudo oír su respuesta sobre el estruendo de los motores que tenían a su espalda y el rechinar de las orugas.

-Sí, señor.

Con la mano derecha, hundió la palanca que sostenía, frenando la oruga del lado derecho. Siguió manteniendo el pie en el acelerador, por lo que la oruga izquierda continuó girando. Ésta giró sola, sin su compañera, unos breves segundos, los justos para cambiar la dirección y evitar el montículo. Aflojó la palanca derecha, y continuó. Cambió y apretó la izquierda, y completó el giró alrededor del montículo con un nuevo cambio de dirección. Volvió a jugar con las palancas, y de nuevo avanzaban en línea recta por el centro de la calle.

Ruge abrió un canal por radio con los otros dos [i:3ssd07ni]Leman Russ[/i:3ssd07ni] del pelotón. Se acercó el micrófono lo máximo posible a sus labios para que pudieran oírle entre el ruido.

-Blindaje a Rojo y Verde. ¿Habéis esquivado el obstáculo y seguís a distancia de avance tras nosotros?

-Rojo a Blindaje. Ningún problema, os tenemos a distancia.

-Verde a Blindaje. Detrás de Rojo cerrando formación, posición correcta.

Cerró la comunicación y dejó el micrófono enganchado en su soporte en el panel de mandos de la radio del vehículo. Mantenían la formación. Perfecto. No le gustaba nada avanzar por las calles con sus vehículos, pero al menos, si mantenían la formación podrían apoyarse mutuamente si las cosas iban mal.
Era uno de esos pocos momentos en que deseaba el apoyo de la infantería.

Kanz abrió un canal.

-Señor, hemos llegado a la posición.

Miró por el periscopio. El lugar no le decía mucho: una intersección entre dos calles en una zona de bloques de apartamentos de sombrío hormigón destrozados por los combates. En las ventanas y la calle había barreras de sacos terreros, y había una multitud de soldados esparcidos por allí. Sobre la puerta de uno de los edificios había un cartel escrito deprisa en el cual se leía: “Cuartel general de la Brigada Mixta 46 de Samotracia”. Bien, aquél era el lugar.

Se giró hacía la escotilla de la torreta. Bernard, el cargador, se apartó para dejarle paso. Subió por la escalerilla y abrió la puertecilla. Paso su delgado cuerpo por la estrecha abertura.

-Esperadme aquí. Ahora vuelvo.

Kanz se relajó sobre su sillón mientras esperaban. Todo el tanque vibraba con el rugido de los motores en punto muerto. Se giró y vio a los demás, aburridos como él, sin ganas de buscar un tema para iniciar una conversa. Bernard, el cargador del cañón, estaba de pie, con la mirada perdida, apoyando los brazos en la escalerilla. El artillero Samuel estaba sentado, encajonado en uno de los pocos espacios que había entre los depósitos de municiones de la parte trasera del tanque y los mecanismos de engranaje del cañón en el centro del habitáculo. Theo y Van Ruipp, los dos artilleros auxiliares de las barquillas, intentaban acomodarse en sus incómodas posiciones. Van Ruipp comprobaba frenéticamente que nada dificultara el paso de las cintas de municiones de las cajas a su arma.

Oyeron unos ruidos sobre la plancha externa, unos pasos. La escasa luz que entraba por la escotilla abierta menguó, y Bernard se apartó mientras su oficial bajaba la escalerilla.

-Muchachos, a vuestros puestos.- Se dirigió a su asiento de copiloto y se sentó, mientras sus hombres se colocaban en sus posiciones.- Bien, he hablado con el coronel de esos samotracios. Es un jodido imbécil. Pero por la jodida cadena de mando, debemos hacerle caso.

Abrió un canal por radio.

-Bien, muchachos. Blindaje, Rojo y Verde, torcemos a la derecha y continuamos por esa calle. Informan de varias posiciones enemigas. Machacamos al enemigo a cañonazos. La infantería avanzará tras nosotros, limpiando los edificios y apoyándonos. En marcha.

A un gesto de la mano de su oficial, Kanz arrancó. El tanque dio un estirón, y Bernard y Samuel, de pie, tuvieron que agarrarse a los asideros de las paredes para no caer. Kanz desplazó giró el tanque por la calle que le habían indicado, y empezó a avanzar.

-Reduce un poco, no sea que dejemos a los de infantería detrás.

El tanque vibraba como siempre, y de vez en cuando daban algún bote al caer en un cráter. El avance era lento, no tanto porque quisieran, sino por el mal estado del pavimento. Por el periscopio, Ruge vio varias figuras embozadas en uniformes rojos cruzar la calle frente a ellos e introducirse en un edificio.

-¡Muchachos, cargad! ¡Samuel, derríbame el edificio a las once y media!

Bernard se dirigió a la parte trasera y tomó uno de los pesados proyectiles con sus brazos musculosos. Samuel ya había abierto la recámara del cañón. El cargador introdujo el proyectil dentro, y cerró la recámara. Samuel ajustó el movimiento del cañón con el del tanque, y apunto con la mira telemétrica sobre la pared del edificio.

-¡Fuego!

Todo el interior del tanque vibró con la detonación. El proyectil salió disparado y se estrelló contra la pared. El disparo había sido bajo y contra una de las esquinas intencionadamente. Tenían suficiente experiencia en combates urbanos para saber que un disparo en según qué puntos hundían un edificio. Y así fue: la pared se derrumbó, aplastando varios pisos y estrellándose contra el asfalto.

La recámara se abrió, y la carcasa cayó al suelo, humeante. Haciendo caso omiso de ella, Bernard tomó otro proyectil y lo alojó de nuevo en su posición. El tanque redujo su marcha y tembló cuando pasaron sobre los cascotes que acababan de crear.

-¡Samuel, a la izquierda! –Dijo Ruge sin dejar de mirar por el periscopio- ¡Han traído un amigo! ¡Reviéntame ese acechante!

De una de las calles había salido un grupo de soldados de rojo escoltados por uno de los vehículos del Pacto Sangriento. Avanzando sobre sus ágiles patas, buscaba un escondrijo donde refugiarse de los disparos del tanque. Pero fue demasiado lento. Samuel lo puso en su punto de mira, y la parte superior del vehículo estalló. Otra carcasa de latón humeante cayó sobre la rejilla al salir de la recámara. Bernard enseguida volvió a llenarla.

Pronto la cacofonía del interior del blindado aumentó, al venir a sumarse al ruido de los motores el traqueteo del bolter de Van Ruipp. Con ráfagas cortas y mesuradas, abatió a las figuras de rojo que intentaban esconderse tras los retos del acechante. Los casquillos cayeron sobre la rejilla, y empezaron a rodar de un lado a otro por el suelo con cada sacudida.

-¡Theo! ¡Ametralla a esos condenados de la derecha! ¡A tus diez, tienen un cañón automático!

El artillero giró su arma sobre su montura con un chirrido, y apuntó en dirección al enemigo. Los casquillos tintinearon al estrellarse contra el suelo, mientras el arma vibraba en sus manos. Los artilleros del cañón automático fueron fulminados por una ráfaga bien certera.

-¡Señor, blindado enemigo a la vista!

De la siguiente esquina surgió un blindado de color rojo oscuro. Antes que pudieran hacer nada, les disparó. El choque del proyectil fue demoledor. El tanque se sacudió de izquierda a derecha. Bernard cayó y se abrió la cabeza cuando chocó contra uno de los proyectiles de la parte trasera. El disparo había dado cerca de la barquilla derecha: trozos de plancha y clavos salieron disparados, uno de ellos clavándose en la yugular de Theo y acabando con él.

Ruge se levantó como puedo y salió de su aturdimiento.

-¡Kanz, sácanos de la vista de ese cabrón!

El soldado se peleaba desesperadamente con las palancas de pilotaje.

-¡Señor, nos han jodido la tracción de la oruga derecha!

-Mierda…

Miró a través del periscopio. El blindado enemigo se les acercaba, como un cazador dispuesto a gozar del placer de matar a su presa mirándole a los ojos. Vio como el cañón apuntaba hacia su ya maltrecho blindaje derecho. Vio la muerte impresa en la boca de ese cañón, negra, dispuesta a reclamarlos. Recurrió al único recurso que le quedaba.

-Sagrado Emperador, líbranos de todo mal. Acógenos en Tu seno, pues es a ti a quién nuestras almas encomendamos. Escucha nuestro ruego…

El cañón abrió fuego. El proyectil impactó cerca de donde había tocado el anterior. El maltrecho blindaje se resquebrajó, y acabó cediendo. La metralla entró y destrozó a los cuatro ocupantes aún conmocionados del interior. No obstante, el victorioso blindado no pudo regodearse de su triunfo. El siguiente [i:3ssd07ni]Leman Russ[/i:3ssd07ni] de la formación rodeó el lado izquierdo del tanque de Ruge y de un disparo a bocajarro, hizo volar en mil pedazos al asesino.

Su muerte había sido vengada. Para Ruge, Kanz, Theo, Bernard, Samuel y Van Ruipp, no obstante, era un magro consuelo.

Envio editado por: Konrad, el: 2010/04/09 20:26

[img:rl5ziuli]http&#58;//i674&#46;photobucket&#46;com/albums/vv106/feofitotu/shooter-1&#46;jpg[/img:rl5ziuli]

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14 años 6 días antes #47151 por Grimne
Respuesta de Grimne sobre el tema Ref:LA LIBERACIÓN DE BONAVENTURE
¡Mooola! ¡Tanques!

[img:3ppbkf6b]http://img33.imageshack.us/img33/6517/firma2joy.jpg[/img:3ppbkf6b]

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