El acólito

14 años 8 meses antes #36674 por Kitiara
El acólito Publicado por Kitiara
[i:10t6e0e5]Un relatillo sobre Ladislash pre-herejía....[/i:10t6e0e5]




Lamhec caminaba con pasos pesados y firmes por el largo y bien iluminado pasillo del Atheneum Majoris, intentando disimular una ligera cojera de la pierna derecha.
A pesar del cansancio físico y el agotamiento mental y emocional, el recién ascendido a la categoría de iniciado reparó en cada detalle con el que se cruzaba en aquel templo del conocimiento cuya visión le había sido negada hasta entonces; Las paredes que se elevaban hasta los techos decorados con exquisitos mosaicos de colores pálidos, los servidores que se inclinaban en una respetuosa reverencia, mientras caminaban cargados de pergaminos, libros y toda clase de objetos de estudio, otros astartes contemplaban cartas astrales y discutían animadamente entre ellos sobre los movimientos del firmamento… Lamhec pensó que aquellos hombres, ataviados con túnicas de fino lino rojo que manipulaban con delicadeza pequeñas reproducciones móviles del sistema solar de cobre y cristal, no parecían las máquinas de matar perfectas que en realidad eran, algunos llevaban el cabello totalmente rapado, otros tan solo una trenza colgando en uno de los lados de la cabeza cubierta de hilos y anillas de oro… los que de esta forma se peinaban tenían la tez cobriza, tostada y los ojos imposiblemente azules… eran prosperianos, como él mismo. Entre ellos, podía ver también astartes de tez más clara, más variedad de color de ojos y los cabellos largos, aunque entre todos ellos había un enorme parecido físico; eran Terranos, astartes creados antes de que el Primarca, Magnus, se reencontrara con el Emperador.
Lamhec sintió un ligero estremecimiento al pensar que iba al encuentro de uno de aquellos individuos, un preceptor Terrano que le había sido asignado Hermano Bibliotecario Electo, alguien llamado Ladislash Abdies, con fama de excéntrico aunque también de ser uno de los mejores en su campo.
Entonces, cuando a su izquierda vio la enorme puerta de madera de Nal, Lamhec recordó lo que le había conducido hasta allí;
Dentro de la Comuna de Prospero, su familia, los padres de sus abuelos, habían sido de los primeros en recoger al Primarca siglos atrás, con la caída del Cometa Escarlata, cuando era un bebé gigantesco y tuerto, con un hilo de sangre cayendo por su mejilla del lugar donde hubiera estado el segundo ojo. Tiempo después, el Emperador había llegado y la Legión de los Mil Hijos se había formado; a los mil primeros llegados de Terra, se unieron los nuevos acólitos de Prospero. Entre ellos, el hermano de su padre, quien había resultado muerto durante el proceso de iniciación.
Así, cuando a él mismo fue seleccionado por los astartes para formar parte de sus filas, temió también fracasar, especialmente cuando el Concilio de Nikaea determinó la prohibición del uso de poderes psíquicos y magia, materias ambas en las que él destacaba… el miedo lo dominó también durante el tiempo que duró la Prueba del Crisol del Alma; después de comprobar que los implantes biológicos germinaban en su interior, lo sometían a una experiencia espiritual en la que el candidato se encontraba consigo mismo. Durante ella, si aceptaba este descubrimiento y era capaz de dominarlo y respetarlo, el candidato pasaba a formar parte de los iniciados; se le otorgaba una túnica roja con los bordes inferiores negros, representando su viaje desde las tinieblas de la ignorancia hasta la luz del conocimiento… el fracaso era la muerte.
Y Lamhec había temido fracasar, pues, durante el Crisol del Alma, descubrió que su auténtica devoción era la hechicería, la magia y los poderes de la mente… el conocimiento arcano más que el mundano.
Pero no fracasó y ahora se hallaba allí, a punto de comenzar su entrenamiento con un auténtico astartes.
Suspiró y tocó la puerta.
No había apenas rozado con sus nudillos la dura y pulida superficie de la puerta cuando esta se abrió sola, girando lentamente sobre sus bisagras de bronce, sin hacer ruido.
Lamhec esperó a que una voz suave le diera permiso para hacerlo antes de cruzar el umbral de la puerta.
Llegó así a una estancia amplia, oblonga, de paredes pulidas color marfil y suelo y techo del mismo color, de forma que no se distinguía dónde empezaba uno y terminaba otro, recorrido por fina vetas doradas, que simulaban ser pequeñas venas de oro petrificadas en la roca. Todo en la estancia mantenía aquel esquema de color, cálido y pálido, que inspiraba calma y favorecía la concentración, incluso las enormes mesas sobre las que estaban, pulcramente ordenados, pergamino y columnas de libros.
Tras una de estas mesas, dos hombres parecías despedirse en el viejo idioma de Prospero, uno de ellos, ataviado con una túnica roja de rebordes dorados y blancos, con los largos cabellos rojos cayendo por sus hombros, nariz aguileña, ojos azul profundo y su piel pálida era, sin duda alguna, Ladislash, el terrano que iba a ser su mentor. Su acompañante, en cambio, era un humano, vestido de túnica parda y con el cráneo pelado…
A Lamhec no le sorprendió el hecho de que un humano estuviera allí, pues en Prospero no existían diferencias en la relación entre humanos y astartes y ambos compartían espacios comunes. Lo que le extrañó fue el hecho de que aquel humano era terrano también.
- “Duht Saellieer turtha, Lamhec”-Saludó el humano con una inclinación de cabeza en perfecto prosperiano.
- “Dueth Saellia, greeyueth”- respondió a su vez, reconociéndolo como uno de los rememoradores llegados a su planeta natal para poner por escrito las gestas de los Mil Hijos; Marius Cezaram, conocido por todos por ser el que más había intimado con los astartes.
El rememorador cruzó junto a él con una nueva inclinación de cabeza y salió de la estancia bajo la mirada cómplice del astartes terrano con el que Lamhec quedó de pronto a solas cuando la puerta se cerró a las espaldas de Cezaram con la misma suavidad con la que se abrió.
No cruzaron una sola palabra durante un rato; el terrano observaba con fijeza al acólito y este comenzó a sentir un hormigueo incómodo en las sienes. Sin pensar, el acólito levantó una barrera mental…
Y entonces Ladislash rompió a reír con estrépito.
-“Estarás cansado…”-comentó, con un gesto de la mano que le invitaba a sentarse en la silla vacía junto a él. Lamhec obedeció.
-“¿Te apetece comer algo?”-preguntó, cuando ya estaba acomodado.
Lamhec pensó que debía tratarse de algún tipo de prueba; le resultaba difícil creer que su entrenamiento comenzara con una comida. Aún así, los implantes que lo terminarían por convertir en un astartes completo estaban todavía madurando en su interior y tuvo que admitir ante sí mismo que tenía apetito.
-“No, Hermano Mentor”-respondió en cambio-“Desearía comenzar cuanto antes”.
Ladislash esbozó una sonrisa sesgada y se encogió de hombros. Luego trazó un ademán sobre la mesa, abarcándola con ambos brazos y… Lamhec abrió los ojos con asombro ante la súbita aparición de un sinnúmero de manjares que abrieron su apetito aún más; filetes de grox a la brasa, frutas escarchadas de todas las procedencias imaginables, pescados y moluscos desconocidos para él, incluso algunos productos que sólo podían encontrarse en Terra.
El terrano sirvió dos copas de vino de Prospero y le tendió una antes de decir:
-“No trates de llegar a límites que todavía están fuera de tu alcance”.
Luego tomó asiento de nuevo y dio un largo trago a su copa mientras observaba cómo Lamhec comía con deleite…
Pero algo cruzaba por la mente del acólito, una duda que no sabía si era correcto plantear…
-“Hermano mentor”-comenzó-“¿Puedo hacer una pregunta?”
Su interlocutor asintió.
-“Sé que con los poderes de la mente podemos doblar barras, levantar objetos, ver a través de poderes sólidas e invocar poderes para la destrucción de los enemigos del Imperio…Pero nunca he visto a nadie capaz de hacer aparecer de la nada un banquete.”
-“Lo sé”-respondió el otro- “Es lo que los antiguos llamaban Magyk”
Lamhec dejó de comer.
-“Pero, Hermano Mentor…”-dijo estupor-“¿Acaso eso no está prohibido por el Concilio de Nikaea?”
Lamhec dio un respingo al ver la reacción que había provocado:
Ladislash dejó la copa sobre la mesa con tal fuerza que esta tembló pese a estar anclada en el suelo. La copa de metal se había roto con el impacto y el astartes la contempló un momento antes de, con voz contenida, instar al acólito a acompañarle.


(Continúa)

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\"I seek that which I will never have in this land. Freedom to dream the dreams that are my own. Freedom to pursue goals that are my own. Freedom to make mistakes. Freedom to repent and freedom to...

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14 años 8 meses antes #36811 por Kitiara
Respuesta de Kitiara sobre el tema Ref:El acólito
Este siguió a su mentor a través de los largos corredores de nuevo, esta vez con la cabeza agachada hacia el suelo, con temor de haber incurrido en una falta o error... Lamhec se reprochó a sí mismo su atrevimiento; el Crisol del Alma le había hecho entender las inclinaciones de su propia naturaleza hacia aquel arte prohibido y, apenas unas horas después, le traiciona su adoctrinamiento.
Se hizo evidente para él que, si aquel descubrimiento durante la prueba no le había supuesto la muerte, sino el privilegio de ser enviado como acólito de uno de los grandes de la legión, era por que aquella inclinación no era contraria a esta.
A pesar del cansancio y la fatiga espiritual, el acólito rió pese a sí mismo y levantó la cabeza de nuevo para mirar en rededor;
Ladislash le conducía a través de una enorme galería de techos planos y paredes en el mismo tono pálido, al parecer, pasado ya el arranque de ira, pues caminaba de forma más relajada, contemplando con detenimiento las obras que decoraban las paredes; Frescos de brillante manufactura que representaban la llegada de Magnus a Prospero, el encuentro de este con el Emperador, el descubrimiento de ambos de su hermano Lorgar, la inauguración de uno de los mayores librariums.... aunque a simple vista parecían obras para realizadas para mayor gloria del Emperador, y lo eran en verdad, un observador atento y que conociese en profundidad la historia de la Legión captaría sutiles detalles satíricos. Lahmec no pudo evitar reir abiertamente cuando, en un fresco que representaba el banquete de victoria en el Palacio de Torkhara, uno de los sistemas conquistados por la legión junto a los Lobos Lunares, Hijos del Emperador, Lobos Espaciales y Guardia de la Muerte. dominaba la composición Emperador en el centro de una mesa con sus hijos colocados a su derecha e izquierda; Horus y Magnus a su derecha, Fulgrim y Russ a la izquierda y Mortarion un poco apartado. La imagen era gloriosa, pero Lamhec pudo distinguir a Fulgrim discretamente distraido, como si buscara una superficie pulida donde comprobar la perfección de su apariencia, Russ enarbolando una jarra y el puño levantado hacia el Emperador... pero la jarra contenía líquido claro, como si el hidromiel estuviera aguado, Mortarion, con una copa de la que salían vapores verdosos, miraba torbamente en direción a Magnus y Horus mientras con la mano libre sostenía oculta un delicado lirio de agua. El Emperador miraba reprobadoramente a su lado izquierdo mentras apoyaba su mano derecha en la cabeza de Horus. Por su parte, Magnus comía contemplando la escena reposando el brazo derecho sobre un voluminoso tomo arcano, al par que unos servidores del adeptus terra servían la comida exquisitamente engalanados... con pequeñas bolsas entre los pliegues de la ropa que contenían fruta freca, monedas y pequeños rollos de pergamino, tan sutilmente dibujado que costaría mucho reparar en los detalles.
El hermano mentor Ladislash detuvo su caminar para mirar al alborozado acólito con apreciación, carente ya de enfado.
-"Interesante ¿verdad?"-comentó, situándose a su altura-"Un grupo de Mil Hijos y artistas trabajmos en él durante cinco semanas.."
Lamhec dejó de reírse al reparar en que nunca había imaginado que la legión de los Mil Hijos se dedicara a más artes que la hechicería y así lo expresó en voz queda y humilde, temiendo el otro arranque de ira. En su lugar, el terrano rió.
-"Compartimos nuestro amor por el arte con otras legiones hermanas, como los nobles Ángeles Sangrientos o los Hijos del Emperador..., no veo nada en ello que deba sorprenderte.."
El acólito asintió y reanudaron la marcha, mientras conversaban.
-"Hermano Mentor"-preguntó Lamhec-"¿Hay más frescos como este?, Quiero decir..."
-"¿Sátiras?"-Concluyó el otro la frase-"¡Claro! Yo mismo he participado en muchas de ellas, incluso nuestro amado primarca... esta clase de bromas son comunes entre todos los hermanos..."-suspiró-"Y más inocentes de lo que algunos sugieren de nosotros".
Ambos se sumieron en un repentino silencio, Ladislash sumido en sus propios pensamientos y Lamhec reflexionando sobre el tono de amargura que había podido captar en la voz de su mentor... no pudo evitar plantearse el casi herético pensamiento de que el Emperador había errado su juicio en Nikaea.
Unas voces apacibles le sacaron de sus divagaciones; frente a ellos, un imponente astartes con la capucha de la túnica roja sobre al cabeza, impidiendo ver sus facciones y otros dos astartes sin duda de otra legión, ataviados con una túnica gris con la capucha a la espalda, algo más altos que el mil hijo, con tal parecido entre ellos que hubieran podido pasar por mellizos uterinos de no ser por ligeros detalles en su fisionomía.
Al pasar junto a ellos, detuvieron sus conversaciones para saludar con una inclinación de cabeza.
A Lamhec no le pasó desapercibido el gesto forzado entre su mentor y el otro hermano de su legión, de forma que su curiosidad le venció cuando ya habían pasado de largo.
-"¿Quienes son, hermano mentor?"-preguntó.
-"Emisarios de la Legión Alfa, tratando algunos asuntos con nuestro primarca"-respondió.
-"¿Y el hermano que los guiaba?"
-"Ahriman"
No dijo más, como si ólo pronunciar el nombre fuera una invocación al mal presagio... Lamhec sintió que un escalofrío recorría su espina dorsal al escuchar el gélido tono de su mentor cuando se refería al bibliotecario jefe del capítulo.
Sacudió la cabeza para apartar el trance que se insinuaba en su mente cuando salieron finalmente a un magnífico claustro ajardinado, con brillantes estatuas de mármol rojo y negro que representaban al primarca Magnus, múltiples ejemplares de especies de árboles frutales, césped verde luminoso y una gran fontana que representaba a Magnus y Sanguinius derramando agua de unos cálices, mientras a sus pies otras figuras, representantes de astartes, habitantes del imperio, sabios y otros camaradas dispuestos de forma escalonada derramaban agua a su vez de pequeñas ánforas... Magnus miraba a levante y Sanguinius una postura más agresiva hacia poniente con las alas desplegadas, como dos guerreros acorralados que cubren su espalda con la del otro; El Ángel combatía la ignorancia, representada con el ocaso, mientras que Magnus alentaba el conocimiento representado por el amanecer...
La talla, en mármol rojizo de Baal, había sido un regalo del Primarca de los Ángeles Sangrientos a Magnus por la toma de Encronia, una de las pocas veces en que ambas legiones habían colaborado.
Había sido una de las últimas ocasiones en que una legión colaboró con los Mil Hijos, pues poco después empezó la campaña de descrédito contra ellos previa a Nikaea.
El acólito quedó maravillado ante lo imponente de la efigie, lo hermoso del claustro, verde y fértil a pesar de lo inhóspito del planeta, una gota de escarcha aún más brillante en el esplendor de Tizca.
Pese a lo extasiante de la contemplación de aquello, no le pasó desapercibido el pequeño grupo de Mil Hijos que caminaban, manteniendo una conversación al parecer de manera telépatica, con tres misteriosos encapuchados, altos y delgados, con amplios ropajes iridiscentes que caminaban gracilmente entre los astartes, casi como si flotaran sobre el suelo.
Lamhec nunca había visto nada parecido, nunca había oído hablar de humanos con esas características.
-"Emisarios"-se limitó a contestar Ladislash a su pregunta con un encogimiento de hombros-"Gente con amplios conocimientos que puede ayudar al Imperio aunque este los rechace..."
Un nombre cruzó por la mente del acólito, pero no se atrevió siquiera a pensarla, cuanto menos a expresarla en voz alta; Lamhec aprendía deprisa, y había aprendido pronto a no provocar la ira de su mentor, de quien empezaba a sospechar era un tanto susceptible con ciertos temas...
Llegaron hasta la fuente en silencio, mientras el prosperiano continúaba mirando alternativamente la magnífica talla y el misterioso atractivo de los desconocidos que seguían paseando por el claustro.
-"Atiende"-demandó Ladislash con un ligero tirón de la túnica.Lamhec pudo ver que con la otra mano sostenía un anillo de oro entre los dedos.-"Primera lección"
El acólito puso toda su atención en su mentor, que dejó caer en anillo en el estanque formado por el agua con un suave chapoteo.
-"¿Cómo lo sacarías de ahí abajo sin mojarte las manos?"- Ladislash hablaba de forma tranquila, aunque no a la manera que otros de los maestros de Lamhec lo habían hecho antes; más parecía estar disfrutando de los acontecimientos que impartirndo realmente una lección.
-"Lo más sencillo"-continuó, "sería esto"
Trazó un gesto sobre el agua y el anillo comenzó a elevarse, moviéndose en dirección a la mano del hechicero. Lamhec pudo sentir el poder que Ladislash irradiaba y se estremeció, erizándosele todos los cabellos del cuerpo.
-"Pero"-reanudó la argumentación el otro, dejando caer de nuevo el anillo- "¿Y si no pudieras hacerlo? La originalidad, Lamhec, es fundamental en las artes que practica nuestro capítulo..."
Le miró divertido, espectante.
Con un gesto de su brazo izquierdo, invitó a Lamhec a acercarse a la fuente e intentarlo.
Este no le hizo esperar.
Se apartó unos pasos de la fuente y cerró los ojos para concentrarse. Todo a su alrededor le pareció indiferente, nada importaba; ni la belleza del lugar, ni las prohibiciones, ni aquellos que le observaban... Podía sentir aquella energía fluyendo a través de sus miembros, erizando sus cabellos... El poder se desprendía de su cuerpo sin ser visto, a través de sus manos, creando a su paso un sendero en el agua, apartándola del camino del anillo, levantándose a los lados de este...
Mientras aquella sensación de éxtasis recorría su cuerpo, Lamhec se acercó a la fuente e, introduciendo la mano en el fondo seco de la fuente, sacó el anillo y se lo ofreció a Ladislash.
Este sonrió; podía ver la mirada arrobada en los ojos de su acólito, el rubor de sus mejillas y el sudor que perlaba su frente.
Lamhec, por su parte, suspiró ante la mirada aprobadora del mentor; al hacerlo, su concentración se quebró y las aguas retomaron su lugar habitual. El acólito jadeó quedamente ante la sensación de vacío que esto le supuso y se tambaleó.
Hubiera caído al suelo de agotamiento de no ser por la firme mano de Ladislash que lo sostuvo y lo sentó en un cercano banco de piedra antes de hacer llamar a un servidor para traer vino que lo reanimara.
A Lamhec le daba igual el agotamiento, el dolor pasado, las dudas, los nervios y el miedo... ¡Era, al fin, parte de la legión de Magnus!
No pudo contener sus siguientes pensamientos: ¡El Emperador se equivocó en Nikaea, la hechicería no era perniciosa! ¿Y si en lugar de un anillo hubiera sido un niño humano?
Sabía que estaba prohibido llevar aquel tipo de artes a cabo, pero, a fin de cuentas, ¿Acaso el hacer ciertas cosas prohibidas no era parte del poder del secreto?
Mientras se llevaba a los labios una sencilla copa con vino de Prospero, Lamhec miró a su mentor y ambos sonrieron, comprendiendo.

(Fin)

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14 años 8 meses antes #36824 por Grimne
Respuesta de Grimne sobre el tema Ref:El acólito
Gracias por completarlo, te pongo karma.

Está chula la ambientación, pero me sorprende que no dediquen algo de tiempo al entrenamiento militar y tal. Son Astartes, no rememoradores.

De cualquier manera supongo que concuerda con lo que sabemos de su obsesión por lo oculto y por el conocimiento; y que ésta historia se centra en un aspecto concreto de los Mil Hijos.

Aunque me pregunto en qué proporción se dedicaban a contribuír a la Cruzada o a quedarse en Próspero acumulando conocimiento, creando arte y tomando copas en la terraza. :)

[img:3ppbkf6b]http://img33.imageshack.us/img33/6517/firma2joy.jpg[/img:3ppbkf6b]

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14 años 8 meses antes #36825 por Kitiara
Respuesta de Kitiara sobre el tema Ref:El acólito
Bueno, el tio está "recién salido del quirófano"; el plan era crear una historia que hablase de los comienzos de alguien reclutado por los mil hijos y que tuviese poderes psíquicos.
con lo poco que hay de los mil hijos, suspuse que era mejor hacer incapié en la parte esotérica del asunto, puesto que el entrenamiento militar sería similar al del resto de legiones...

según el index astartes, lo primero que comenzó a cabrear al empy fue la preferencia de los mil hijos de ocuparse de asuntos propios antes que de la gran cruzada.
De hecho, en algunos libros antiguos dicen que el empy no pudo soportar la inclinación de los mil hijos por la magia y no solo se lo prohibió, sino que cuando hicieron el hechizo mandó a Russ(Antes de lo del portal a la telaraña en terra y demás)
Lo bélico, para ellos, era un accesorio para obtener, encontrar y mantener el conocimiento...querían ayudar al imperio quitándole la ignorancia y buscando conocimiento que sirviera al imperio, no pegando tiros.;) <!-- s:evil: --><img src="{SMILIES_PATH}/icon_evil.gif" alt=":evil:" title="Evil or Very Mad" /><!-- s:evil: --> ;)

[img:rl5ziuli]http://i52.photobucket.com/albums/g8/AGRAMAR/demons/tzeench_dow_userbar.jpg[/img:rl5ziuli]
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14 años 8 meses antes #36939 por AGRAMAR
Respuesta de AGRAMAR sobre el tema Ref:El acólito
a los mil hijos les zurraron por intelectuales....<!-- s:evil: --><img src="{SMILIES_PATH}/icon_evil.gif" alt=":evil:" title="Evil or Very Mad" /><!-- s:evil: --> eran unos [i:7w22yhrp]red headed step children[/i:7w22yhrp]

Ahora en serio, el relato está perfecto....karmita;)

[img:rl5ziuli]http&#58;//www&#46;labibliotecanegra&#46;net/images/firma_agramar&#46;gif[/img:rl5ziuli]
[img:rl5ziuli]http&#58;//img257&#46;imageshack&#46;us/img257/5285/caossk0&#46;jpg[/img:rl5ziuli]
[img:rl5ziuli]http&#58;//img187&#46;imageshack&#46;us/img187/9486/demonios2wq5&#46;jpg[/img:rl5ziuli]
[img:rl5ziuli]http&#58;//img175&#46;imageshack&#46;us/img175/8563/angelessangrientoses3&#46;jpg[/img:rl5ziuli]

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14 años 8 meses antes #37208 por Delorran
Respuesta de Delorran sobre el tema Ref:El acólito
Muy bueno si señor, de una calidad bastante superior a muchos relatos oficiales de la workshop que se pueden encontrar por ahí. Me gusta sobre todo las referencias a otras legiones, esas interacciones entre legiones suelen ser las partes que más me atraen de los libros de la herejía y la verdad es que en este texto están muy logradas sobre todo en la parte en la que describe el fresco de los primarcas. Y sobre todo me mola (y se que aquí se me verá el plumero) que se nombre a mis sangrientos, se saca más de la filosofía de la legión de este relato que del cutrecodex que tenemos (se nota que me frustra que en el pdf de los sangrientos no venga apenas nada de trasfondo??? me mata más eso que el que tengamos el equipo desfasado). Bueno que me disperso, volviendo al tema principal, mi enhorabuena por el relato. Karma.

Saludotes.

[b:2h7evoki]La rectitud es vuestro escudo, la fe vuestra armadura y el odio vuestra arma.[/b:2h7evoki]
[img:2h7evoki]http&#58;//img175&#46;imageshack&#46;us/img175/8563/angelessangrientoses3&#46;jpg[/img:2h7evoki]

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