Historia de los Adeptus Mechanicus extraído de la WD UK 178 por Rick Priestley.

 

 

No hay torres tan altas como las agujas de los capiteles de Marte, ninguna ciudad tan grande como las colmenas de Marte y ningún hombre más devoto en la persecución del conocimiento que los Tecnosacerdotes de Marte.
Marte es el mayor y más poblado mundo de la totalidad del Imperio en toda la Galaxia. Extensas ciudades-colmena se alzan millas hacia el cielo Marciano y sus cimientos se adentran profundamente en el núcleo del planeta. Las factorías orbitales rodean todo el globo, su trabajo ininterrumpido formando un resplandeciente halo alrededor del planeta rojo. Por encima del ecuador vastos espaciopuertos flotan en órbita geoestacionaria, ya que este es el hogar de la flota más poderosa del Imperio, la Flota Estelar Solar. Incontables billones de almas humanas viven en este antiguo planeta. Son el pueblo del Culto Mechanicus y los devotos sirvientes del tecnoarcano Dios Máquina.
Cada Mundo Forja es una colonia de los Tecnosacerdotes, controlado por sus propios Tecno-magos y responsable de sus propios asuntos. Sin embargo, la lealtad última de todos los miembros del culto es hacia el propio Culto Mechanicus, y a sus señores del planeta Marte.

EL NACIMIENTO DEL CULTO MECHANICUS

 El Culto del Dios Máquina comenzó hace muchos miles de años, antes del nacimiento del Imperio, durante la época conocida como la Era de la Contienda. Los eventos que desencadenaron dicha Era deben permanecer en secreto para siempre, pero sin duda el incremento de la actividad en el espacio disforme fue uno de ellos. Sólo mediante el reino etéreo del espacio disforme puede tener lugar el viaje interestelar. Las tormentas erráticas en la Disformidad hacen prácticamente imposible que las naves espaciales viajen entre los sistemas estelares. Durante la Era de la Contienda, las tormentas de Disformidad se convirtieron en algo muy frecuente e intenso, extendiéndose por la Galaxia hasta que el viaje estelar se convirtió en algo prácticamente imposible. Los sistemas solares individuales quedaron aislados y muchas colonias humanas dependientes del contacto interestelar se perdieron. Las sociedades se colapsaron, la anarquía prevaleció y la vieja civilización de la humanidad como se había conocido hasta entonces se perdió para siempre.
Durante la Era de la Contienda la Tierra no pudo conseguir suficiente comida y abastecimientos como para acomodar a su población. Sin acceso a la Galaxia el mundo natal de la humanidad no podía sobrevivir. Incontables billones de personas murieron como resultado de la guerra y el hambre. El planeta pronto se convirtió en un campo de batalla en el que los nuevos señores feudales de la guerra luchaban entre ellos sobre las ruinas de una civilización otrora brillante. Todo el antiguo conocimiento de la Tierra se perdió y sus ciudades fueron destruidas. El planeta se convirtió en poco más que un desierto en el que su gente fue devuelta al nivel de salvajes brutales luchando sobre una tierra arrasada.
En Marte el proceso de desintegración comenzó como lo había hecho en la Tierra, pero dadas las condiciones únicas de Marte los acontecimientos se desarrollaron de forma completamente diferente. Debido a la falta de mantenimiento los escudos de radiación atmosférica pronto se vinieron abajo. La radiación solar llegó a la superficie, destruyendo el frágil ecosistema y barriendo a la escasa vegetación que había llevado milenios cultivar. Plagas causadas por los altos niveles de radiación mataron a la mayoría de la población. De aquellos que sobrevivieron la mayoría acabaron locos o atrofiados por la enfermedad, convirtiéndose en zombis mutantes o atroces caníbales. La destrucción del planeta entero parecía cercana. Sin embargo esto no iba a ser así, ya que una nueva idea comenzó a esparcirse entre la gente, una religión para la supervivencia - el Culto Mechanicus dedicado al Dios Máquina.
Los devotos del Dios Máquina buscaron la semi-arrasada tecnología que les permitiría reconstruir temporalmente los escudos de radiación. El culto exigía absoluta devoción a sus seguidores, ya que únicamente la dedicación desinteresada y a menudo el sacrificio personal podían salvar las máquinas y al planeta entero. Bajo la dirección de sus líderes Tecnosacerdotes, los cultistas comenzaron a restaurar el orden en el mundo. Construyeron refugios para protegerse contra las tormentas de radiación, y generadores de oxígeno y máquinas de procesado de alimentos para poder vivir en sus reductos blindados.
Había pocos refugios para los Tecnosacerdotes, pero ninguno para los no creyentes. Seres errantes e incursores mutantes intentaron asaltar los apresuradamente construidos edificios. Muchos de los cultistas murieron defendiendo sus nuevos hogares y algunos de estos emplazamientos fueron completamente destruidos, pero los supervivientes fortalecieron su resolución. La gente interpretó la supervivencia en circunstancias extremadamente adversas como una revelación del Culto Mechanicus. Su determinación y devoción hacia el culto se volvieron irrompibles.
Mientras los señores de la guerra rivales luchaban entre ellos sobre las ruinas de la Tierra, los Tecnosacerdotes de Marte comenzaban a reconstruir su planeta a imagen de su dios inhumano. Sobre la rojiza arena se alzaron los primeros templos al Dios Máquina y la gente fue a adorarlo al Gran Altar de la Tecnología.
Los Tecnosacerdotes peinaron las ruinas de Marte en busca de maquinaria aprovechable para guardarla en el Templo de Todo el Saber. Dentro del caparazón de plastiacero del templo brillantes pistones sostenían la cúpula a casi una milla de altura. Los tubos de cada pistón estaban construidos de tal manera que movían arriba y abajo el techo, alterando las propiedades acústicas para acentuar los himnos cantados en honor del Dios Máquina.
El Gran Altar de su interior tenía la forma de una ingente base de datos que contenía todo el conocimiento de los Tecnosacerdotes. Incluso hoy en día cada nuevo descubrimiento es dedicado a este altar. Cada templo de Marte y en cada Mundo Forja está conectado al Gran Altar por medio de un vínculo vivo Transmat, un psíquico Servidor cuya mente une todos los altares del Culto Mechanicus en una sola sagrada entidad.

LAS LEGIONES DE TITANES

Cuando los Tecnosacerdotes construyeron sus primeros templos y restauraron el orden en Marte también desarrollaron la base para el brazo armado del Culto Mechanicus, las Legiones de Titanes. Crearon armas capaces de funcionar en el hostil entorno de su planeta. Las grandiosas máquinas de combate que construyeron se llamaron Titanes. Desde entonces las Legiones de Titanes han formado la espina dorsal de los ejércitos de Adeptus Mechanicus. Ahora, como parte del Imperio, sirven a toda la humanidad.
De todas las máquinas de guerra de la Galaxia ninguna puede compararse al brutal tamaño y poder de un Titán. Los Titanes más grandes están abarrotados de torteas y llevan armas poderosas capaces de destruir formaciones enteras de enemigos. Dentro del caparazón blindado de un Titán los incontables miembros de su tripulación se afanan en sus tareas. Algunos manejan los atronadores motores que propulsan a la máquina permitiéndole caminar por el campo de batalla. Otros dirigen sus potentes armas de destrucción, guiando sus torteas y apuntando sus misiles. Un Titán es un imparable crucero de combate en tierra. Una máquina de semejante tamaño y complejidad que va acompañada de infantería y tanques para poder desplegar todo su potencial de la forma más efectiva. Algunos Titanes llevan en su interior tropas a la batalla, sus gigantescas secciones de piernas formando inexpugnables bastiones desde los que las escuadras de infantería atacan al enemigo.
La construcción de un Titán lleva muchos años. Siglos de peripecias acompañan el currículum de cada máquina. Se dice que los Titanes más grandes y viejos de todos contienen una chispa de la divinidad del Dios Máquina. Están investidos de santidad en virtud de su antigüedad y complejidad técnica. Los Tecnosacerdotes adornan sus Titanes con estandartes que proclaman su naturaleza divina. Al comienzo de cada batalla ungen las máquinas con aceites sagrados y llevan a cabo las Lecturas ante toda la Legión. Los sagrados nombres de todos los Titanes son cantados entre párrafos del Manual Tecnicanum. Para los Tecnosacerdotes un Titán es más que una máquina de combate; es una parte del Dios Máquina, una sagrada creación de la tecnología. Servir a bordo de un Titán es servir al Dios Máquina en persona. Es el mayor servicio que un simple mortal puede realizar.

LOS MUNDOS FORJA

 Cuando el Culto Mechanicus restauró el orden en Marte sus líderes miraron a la Tierra e incluso más allá, con la esperanza de recuperar los restos de la tecnología humana de otros mundos. Los Tecnosacerdotes se lamentaron de la destrucción de la Tierra y juzgaron que no había nada digno de ser salvado. En su lugar volvieron su atención hacia el resto de la Galaxia. Sin embargo, sus naves no eran capaces de penetrar en las tormentas de Disformidad que asolaban el espacio, aislando el Sistema Solar y a otros muchos más allá.
Los Tecnosacerdotes estudiaron la barrera disforme durante muchos siglos, observando la naturaleza de la Disformidad y las fuerzas energéticas que contenían. Después de muchas vidas fueron capaces de determinar cuándo las tormentas se encontraban en su punto más débil, e hicieron preparativos para una expedición más allá del Sistema Solar. Al fin llegó el momento oportuno, las tormentas remitieron durante un tiempo y una masiva flota partió de Marte. Las naves del Culto Mechanicus llevaban una Legión de Titanes completa así como miles de Servidores y Tecnosacerdotes para formar las semillas de nuevas colonias. Después de unos días las tormentas recobraron toda su fiereza y se perdió por completo el contacto con la flota. Los Tecnosacerdotes esperaron una señal de su Dios Máquina, y llenos de fe comenzaron a preparar otra expedición.
En los siguientes miles de años muchas Legiones de Titanes fueron construidas y lanzadas hacia el espacio. Algunas se perdieron o fueron destruidas, pero otras tuvieron éxito en su misión. A través de la Galaxia se fundaron nuevas colonias del Culto Mechanicus, cada una réplica de Marte con sus templos, fábricas y ciudades colmena, así como una jerarquía de Tecnosacerdotes. Cada nuevo mundo estaba protegido por su Legión de Titanes. Estos nuevos mundos se llamaron Mundos Forja.
Mientras duraron las tormentas de Disformidad los Tecnosacerdote sólo podían calcular estadísticamente el número de flotas que habían sobrevivido a su viaje a través de la tumultuosa realidad paralela. Durante los momentos de relativa calma se descargaban mensajes fragmentados en el Gran Altar del Templo de Todo el Saber, informes de los Mundos Forja, datos de máquinas recuperadas, confirmación de nuevos descubrimientos o desesperadas súplicas de ayuda. Pero era poco lo que los Tecnosacerdotes de Marte podían hacer para ayudar a cada mundo individual, y no fue hasta el tiempo de la Gran Cruzada en la Era del Imperio que los Mundos Forja pudieron unirse bajo el mando de Marte.

LOS MUNDOS CABALLERO

Las flotas de los Tecnosacerdotes encontraron una Galaxia anárquica donde la antigua confederación de planetas humanos interdependientes ya no existía. Descubrieron que los Eldar también se enfrentaban a una degeneración social parecida. Muchos habían abrazado la adoración del Caos, y por todas partes los mundos Eldar estaban cayendo en la ruina. Algunos de su raza habían elegido abandonar sus mundos natales y fundar nuevas colonias de Exoditas libres de la influencia del mal del Caos. Los Tecnosacerdotes también se encontraron con que bandas de guerra de los Orkos campaban a sus anchas por el espacio, saqueando y destruyendo, causando conflictos por todas partes.
Los mundos humanos descubiertos por los Tecnosacerdotes habían retenido muy poco de su antigua tecnología. Había involucionado hacia estados feudales gobernados por nobles aristocráticos que dieron la bienvenida a los Tecnosacerdotes como a salvadores largamente esperados. Los Tecnosacerdotes se asentaron entre aquellos imperios feudales, o Mundos Caballero, eligiendo los planetas con riquezas minerales donde podrían reconstruir sus industruias. Se establecieron contactos con los Caballeros, comerciando con sus mundos e investigando las antiguas ruinas donde aún podía encontrarse algo de tecnología superviviente. Los Caballeros proporcionaron mano de obra y defensa contra los enemigos como los incursores Orkos y los Exoditas Eldar en expansión territorial. A cambio los Tecnosacerdotes proporcionaron conocimientos técnicos para ayudar a reconstruir sus planetas.
Con el paso de los milenios los Mundos Forja se hicieron poderosos y los Mundos Caballero florecieron bajo su protección. Los Tecnosacerdotes y los Caballeros se volvieron mutuamente dependientes y cada Mundo Forja se convirtió en el núcleo de un pequeño imperio de Mundos Caballero que lo rodeaban. Los Caballeros aprendieron mucho de los Tecnosacerdotes y sus sociedades se transformaron gradualmente en culturas técnicamente sofisticadas. Muchos de los Mundos Forja tuvieron éxito en sus comunicaciones entre ellos, y la obsesión de los Tecnosacerdotes por el conocimiento aseguró que los descubrimientos de un mundo rápidamente fuesen descargados en los altares de toda la Galaxia.
La innovación más importante que los Tecnosacerdotes llevaron a los Mundos Caballero fueron las máquinas de guerra también llamadas Caballeros. Estas máquinas eran versiones monoplaza de los Titanes, mucho más pequeñas y menos potentes que sus primos mayores, pero mucho mejores para adaptarse al tipo de guerra móvil que prevalecía entre la nobleza de los Mundos Caballero.
Hoy en día estos Caballeros luchan junto a las legiones de Titanes y forman unas tropas de reserva que pueden ser llamadas por las Legiones de Titanes cuando se necesiten. Cada máquina está pilotada por un noble de los Mundos Caballero, ya que estos planetas han mantenido su estructura social durante muchos milenios. De hecho, la adquisición de la tecnología permitió a la nobleza guerrera asegurar aún más su posición de poder en sus planetas natales.

LA ERA DEL IMPERIO

Hace ahora diez mil años que comenzó la Era del Imperio. Fue en esa época distante cuando las tormentas de Disformidad finalmente cesaron tras una grandiosa tormenta final de increíble poder destructivo. La Disformidad está formada por energías psíquicas que afectan a los mortales psíquicamente receptivos. Como resultado del colapso final de las tormentas muchos humanos murieron al extenderse por toda la Galaxia una brutal onda expansiva psíquica.
Los mundos Eldar estaban en el centro de esta onda, deletreando el final de la civilización planetaria Eldar. Algunos de su raza escaparon por medio de gigantescas arcas llamadas Mundos Astronave. Los Exoditas que ya se habían distanciado de su civilización también sobrevivieron.
Otros Exoditas llegaron a los Mundos Caballero buscando mundos para asentarse entre los planetas plantados por sus ancestros hacía miles de años. Muchos de estos lugares ya estaban colonizados por los Caballeros, y se desataron violentas luchas en los Mundos Caballero cuando los Eldar trataron de expulsar a los invasores humanos. Los Mundos Forja y los Caballeros lograron repeler a los Eldar en la mayoría de los casos, pero no pudieron evitar que los Exoditas se asentasen en sus cercanías. Durante los siglos siguientes los Exoditas y los Caballeros libraron numerosas y largas guerras.
En la Tierra el cese de las tormentas de Disformidad señaló el comienzo de una era de reconstrucción y resurgimiento. De los señores de la guerra de la Tierra emergió un visionario, un hombre de origen misterioso cuyo conocimiento sobre las tecnologías antiguas asombró a todos los que le conocían. La historia no recuerda su nombre, únicamente el título que llegaría a asumir en los años siguientes: Emperador. Este gran líder unió a la gente guerrera de la Tierra y preparó el camino para la reconquista de la Galaxia con sus Legiones de Marines Espaciales.
En Marte el Emperador fue reconocido como el largamente esperado Omnissiah de la legenda popular. Un frenético fervor se adueñó del Culto Mechanicus mientras se extendían los rumores de su llegada. Cuando el Emperador llegó a Marte fue alabado como la encarnación del Dios Máquina y los Tecnosacerdotes y Tecno-magos aceptaron su liderazgo y dominio de los secretos tecnológicos.
No todos en el Culto Mechanicus se alegraron de este giro en los acontecimientos. Muchos de los Magi más viejos se resintieron de semejante trastorno en el status quo que amenazaba su fuente de poder. Unos pocos de estos descontentos lideraron una rebelión y se apoderaron del Templo de Todo el Conocimiento, desde donde llamaron a los fieles a una guerra contra el Emperador. El conflicto que siguió fue corto pero sangriento, terminando con la derrota de los reaccionarios y el triunfo de los seguidores del Emperador, que eran muchísimos más. Marte y la Tierra se reunieron de nuevo después de miles de años de desarrollo por separado.

LA GRAN CRUZADA

Con los masivos recursos humanos de la Tierra y el colosal potencial tecnológico de Marte el Emperador comenzó la reconquista de la Galaxia. Esta gigantesca empresa es conocida como la Gran Cruzada y duró unos doscientos años. Las fuerzas del Emperador se dispersaron desde el Sistema Solar buscando mundos humanos supervivientes y repeliendo a los usurpadores alienígenas. Muchos planetas largamente olvidados fueron liberados durante la Gran Cruzada y otros tantos alojaron los asentamientos de nuevos colonos. El Imperio se extendió gradualmente por la Galaxia.
Los Mundos Forja de toda la Galaxia fueron capaces de establecer comunicaciones estables con Marte tras el final de las tormentas de Distancia. Muchos Mundos Forja lograron contactar con el Gran Altar del Conocimiento, difundiendo nuevos descubrimientos y avances tecnológicos. La posición de Marte y el Culto Mechanicus como líderes de los Mundos Forja fue reafirmada con el establecimiento de rutas regulares entre todos ellos.
Muchos Mundos Forja entraron en guerra con invasores alienígenas, especialmente Orkos, ahora que los viajes espaciales volvían a ser viables una vez más. Aunque los Mundos Forja eran capaces ayudarse unos a otros hasta cierto punto, en todas partes estaban a la defensiva. Algunos fueron arrasados y muchos de los Mundos Caballero devastados. Cuando la Gran Cruzada fue avanzando liberó a los Mundos Forja de la presión de estos ataques. La liberación de estos mundos fue una gran ventaja para el Imperio, por el considerable potencial militar y tecnológico que podía ser empleado para continuar la Cruzada.
Mientras las fuerzas del Emperador avanzaban más y más por la Galaxia, los Mundos Forja las abastecían de armas y equipamiento, naves, vehículos de combate y todo tipo de municiones para los victoriosos ejércitos. Las Legiones de Titanes se unieron a los Marines Espaciales para extender las fronteras del Imperio hasta límites jamás vistos.
Cuando la Gran Cruzada llegó a los límites de la Galaxia el Culto Mechanicus fundó nuevos Mundos Forja para actuar como bases de aprovisionamiento para expediciones a lo desconocido. Estos nuevos planetas pronto crecieron en poder y población hasta llegar a mantener sus propias Legiones de Titanes. Los planetas cercanos fueron colonizados como Mundos Caballero, repitiendo el esquema de poder típico de los Mundos Forja más antiguos.

LA HEREJÍA DE HORUS

A la vez que la Gran Cruzada se extendía para cubrir la Galaxia al completo, una nueva e impensable amenaza emergió para retar al resurgimiento de la humanidad. Fue la rebelión conocida eones después como la Herejía de Horus. La revuelta fue liderada por el Señor de la Guerra Horus, el más grande de los generales del Emperador, su más fiel teniente y el más poderoso de los Primarcas. La rebelión comenzó en los bordes orientales de la Galaxia, y se extendió por todas las Legiones de Marines y Titanes que servían bajo el mando de Horus.
No está claro cómo Horus consiguió que estas tropas se volviesen en contra del Emperador, pero era un hábil y persuasivo líder que gozaba de un inmenso respeto y de total lealtad por parte de sus seguidores. Con toda probabilidad había muy pocos que siquiera cuestionasen su palabra, y más tarde, cuando el verdadero poder tras la rebelión fue revelado, era ya demasiado tarde. Al comienzo nadie sospechó que tras los planes del Señor de la Guerra pudiese haber nada más siniestro. Sin ser sabido, Horus se había aliado con los Oscuros Poderes del Caos. Todos los que le siguieron quedaron condenados al igual que él.
Este no es el lugar para describir con detalle las duras batallas que se lucharon en la Herejía de Horus. La Galaxia fue desgarrada mientras los Marines Espaciales luchaban contra sus antiguos hermanos de batalla, y los Titanes combatían contra otros Titanes. La estrategia de Horus incluía un movimiento directo contra el Emperador, atacando la Tierra tan rápido como pudo con todas las tropas disponibles. Las defensas de la Tierra eran débiles y los refuerzos estaban a semanas al otro lado del cerco de la flota de Horus. Al final la guerra fue ganada por el Emperador, pero sólo al precio de su propia vida tras una batalla en solitario a bordo de la nave insignia del Señor de la Guerra. Desde ese día el Emperador ha vivido sólo como un espíritu mantenido por inmensas energías psíquicas, su fuerza vital habitando una carcasa de cuerpo que sólo se mantiene unida mediante campos de stasis.
La mayoría de las fuerzas de Horus se dispersaron tras su muerte. Los Marines Espaciales rebeldes y las Legiones de Titanes traidoras huyeron hacia el Ojo del Terror, una zona donde el conocido como Espacio del Caos reina sin oposición. Aquí las dimensiones gemelas de la realidad y la Disformidad se superponen, y el reino etéreo del Caos coexiste con el universo material del hombre. En esta vasta región de espacio hay mundos habitados por demonios y sus seguidores, siendo entre estos mundos donde los traidores encontraron refugio Los Titanes que tomaron parte en la Herejía del lado de Horus aún pueden ser encontrados en el Ojo del Terror, en mundos gobernados por oscuros y corruptos Tecnosacerdotes cuyas infernales visiones de locura han creado sociedades donde los hombres son esclavos de máquinas poseídas por demonios hambrientos de sangre mortal.

EL ASCENSO DE LOS ALTOS SEÑORES

Tras la derrota del Señor de la Guerra el Imperio de la Humanidad se restableció de nuevo. La base organizacional para el Imperio del 41er Milenio se estableció en los años siguientes a la muerte del Emperador. En esa época las organizaciones Imperiales se asentaron de una manera que ha permanecido inmutable durante los últimos diez mil años. Las instituciones creadas por el Emperador para servir en su Gran Cruzada se convirtieron en el núcleo de poder de su floreciente Imperio. Sus jefes pasaron a ser los hombres más poderosos que la Galaxia ha conocido jamás. Estos individuos son los Altos Señores de la Tierra, un cónclave que incluye a los jefes militares y administrativos del Imperio.
La nueva élite gobernante del Imperio era conocida como el Adeptus Terra, los Adeptos de la Tierra, un término que incluía no sólo a los Altos Señores de la Tierra sino a todas las organizaciones bajo su mando. Desde ese momento el término Adeptus fue adoptado formalmente como título para todos los oficiales y organizaciones gubernamentales del Imperio. Durante la Gran Cruzada y la Herejía de Horus el Culto Mechanicus había tomado parte en casi todos los triunfos más sonados de la humanidad, y también en las más sangrientas derrotas. Ahora los Tecno-magos se prepararon para desempeñar su nuevo papel en el proceso de reconstrucción.
Para establecer su lugar entre los nuevos gobernantes del Imperio, el Culto Mechanicus se convirtió en el Adeptus Mechanicus, y sus líderes más sobresalientes se convirtieron en Altos Señores de la Tierra. En los milenios que siguieron la gente de la Tierra y Marte siempre irían unidos, hermanados por el poderoso Imperio, aunque con sociedades marcadamente distintas y sus propias instituciones y leyes.

EL ADEPTUS MECHANICUS

Ahora se está terminando el cuadragésimo primer mileno. El Emperador ha sobrevivido durante diez mil años, su espíritu viviente guiando a la humanidad como el primer día a través de su desastrado cuerpo decadente. En Marte los Tecno-magos celebran los ritos de alabanza al Dios Máquina y a su manifestación divina, el Emperador inmortal. A lo largo y ancho del Imperio hay incontables Mundos Forja devotos en la persecución del saber. Las Legiones de Titanes y los ejércitos de Tecnoguardias de los Adeptus Mechanicus protegen y amplían los territorios del Dios Máquina. En conjunción con los Marines Espaciales y la Guardia Imperial forman los ejércitos del Imperio, la fuerza más potente de toda la Galaxia.
Los Mundos Forja y Mundos Caballero siguen siendo firmemente leales a sus señores de Marte. Su industria y diezmos abastecen al Adeptus Mechanicus y a los Tecno-magos del Culto Mechanicus. Mientras que otros mundos humanos del Imperio son parte del sistema feudal de control del Administratum del Adeptus Terra en la Tierra, el Adeptus Mechanicus mantiene el control absoluto en sus mundos. Por ello los Mundos Forja y Caballero no tienen ninguna obligación para con los Adeptos de la Tierra. No reclutan regimientos para la Guardia Imperial y no pagan tributos directamente a su tesoro. Sólo la Inquisición tiene jurisdicción en sus territorios, ya que no hay ningún mundo en el Imperio en el que estos guerreros de la virtud no puedan caminar libremente.