El comandante Kubrik Chenkov es un hombre testarudo que no admite la derrota ni conoce la rendición. Como todos los Valhallianos, Chenkov es adusto y obstinado, pero pocos de sus camaradas son tan implacables o inmisericordes como él.

Chenkov insiste en liderar el 18º de Valhalla, los "Lobos de la tundra" desde el mismo frente, declinando la seguridad de un bunker de mando en favor de las líneas de combate desde las que vigilar de cerca a sus hombres y pregonar sus propios sistemas de motivación. Quien sea que se atreva a retroceder en su presencia sin duda encontrará las armas de los que hasta el momento eran sus aliados apuntándole, tal es la opinión de Chenkov sobre los cobardes. Se rumorea que Chenkov ha matado a más hombres de los suyos que del enemigo, y su pistola bólter tiene una terrible reputación tanto entre amigos como enemigos.

Chenkov no emplea sutilezas en sus estrategias para ganar guerras, prefiere confiar en las tácticas más contundentes y directas. Sabe perfectamente que cuenta con decenas de miles de efectivos a su mando, y que con el suficiente número de tropas, cualquier enemigo puede ser derrotado. Chenkov arrojaría tranquilamente a sus hombres contra los muros de una fortaleza si supuera que así podría derribarla. Si identifica la posición del líder enemigo, Chenkov optará por mandar más escuadrones para asegurarse de que el general no pueda escapar, mientras la artillería barre la posición. Sus hombres obedecerán fielmente al adusto comandante, sabiendo que la desobediencia significa una muerte segura. El desgasete es tan tremendo en tre los Lobos de la tundra que ya se han refundado más de una docena de veces en las últimas décadas. En cada ocasión, Chenkov y los pocos supervivientes del regimiento, vuelven para dirigir a los pobres reclutas nuevos.

Sin ser demasiado ingeniosas, las tácticas de Chenkov sin duda son efectivas. Durante el año que duró el asedio de Kotrax, las acciones del comandante terminaron por poner fin abruptamente al conflicto de un modo expeditivo y sangriento, tan pronto como asumió el mando de un cuerpo de ejército y asaltó una ciudadela fuertemente defendida sin la ayuda de tropas mecanizadas ni armas de asedio. El conflicto costó las vidas a diez millones de guardias imperiales (NdeT: ein?¿ 10 millones??? ) pero Chenkov recibió el mérito de los altos señores por su hazaña al liberar Krotax en tan corto espacio de tiempo.

Bajo las órdenes de Chenkov, pelotones de guardias imperiales se ocuparon de atraer el fuego enemigo, para evitar que las preciadas unidades de demolición que intentaban entrar en la ciudadela de Emrah fueran descubiertas.

Cuando el avance de los tanques Leman Russ se vio realentizado por las minas durante la segunda guerra por la quebrada Trenk, Chenkov utilizó a sus tropas para limpiar el camino de explosivos, haciéndoles marchar cruzando los campos de minas. El implacable liderazgo de Chenkov continua logrando múltiples victorias para el Imperio, y a pesar del alto coste, el precio de la derrota es intolerable.

Sacado del codex de la Guardia Imperial de 5ª por Gaunt de la Colmena