Ningún gran demonio de Khorne ha servido jamás al Dios de la Sangre de forma más leal ni ha demostrado más entusiasmo derramando sangre que Skarbrand. Este devorador de almas lideró los mayores ejércitos de Khorne y sacrificó incontables millones a la causa de la masacre. Skarbrand dejaba mundos desolados a su paso y atacaba los reinos de los demás dioses con igual ferocidad. Fue esa total dedicación a la destrucción lo que supuso su caída.
Tzeentch notó el poder del verdugo favorito de Khorne y le susurró palabras que encendieron su rabia. Mofándose constantemente de él, Tzeentch condujo a Skarbrand a realizar masacres aún mas devastadoras, hasta que Skarbrand ardió con furia incandescente. Tan grande era la furia de Skarbrand que cuando la atención de Khorne se concentró en otro lugar, Skarbrand tomó su hacha y golpeó al Dios de la Sangre.


Aunque suficientemente poderoso para aniquilar un ejército, el golpe de Skarbrand únicamente astilló la armadura del Dios de la Sangre y atrajo la desolada mirada de Khorne. Lleno de una rabia que convertía la de Skarbrand en insignificante, Khorne agarró al caprichoso devorador de almas con sus garras y , rugiendo terribles maldiciones, estranguló a Skarbrand hasta arrancarle cualquier vestigio de personalidad e inteligencia, dejándole únicamente la ardiente ira que había empujado el fatídico golpe de hacha. Khorne arrastró a Skarbrand hasta lo más alto de la Ciudadela de Bronce y sostuvo al devorador de almas en alto para que todos lo vieran. Para dar ejemplo a todos los que osen desafiar el poder del Dios de la Sangre, Khorne lanzó a Skarbrand a través del Reino del Caos.
Durante ocho días y ocho noches, Skarbrand abrió una ardiente camino de destrucción por los reinos de los dioses, no dejando más que destrucción a su paso. Como un meteorito lleno de rabia, cuando finalmente cayó, abrió un profundo cañón sus alas se rompieron por la fuerza del impacto. Exiliado y consumido por la frustración, Skarbrand bramó su rabia y se dispuso a llevar a cabo una eternidad de masacres que empequeñecerían las que había causado hasta el momento.


Motivado únicamente por su insensata traición, Skarbrand se convirtió en la encarnación de la rabia incontrolada. Su ser exhuda anarquía y muerte, y donde pisa se producen guerras y masacres. Ninguna lealtad o lógica puede desafiar el aura de destrucción de Skarbrand. Ninguna alianza puede mantenerse ante la matanza causada por Skarbrand. Ninguna cobardía sobrevive a la imperiosa necesidad de matar que inspira Skarbrand.
Siguiendo su obstinación aniquiladora, Skarbrand y sus dos legendarias hachas demonio,Masacre y Aniquilación, han vertido océanos de sangre en nombre de Khorne. Pero todo es por nada, pues Khorne no alberga compasión alguna en su corazón y el exilio del devorador de almas es eterno. En su torturado destierro, Skarbrand sirve a su amo mejor que nunca.


Gracias a  Ixidro de BPGW por sacarlo del Codex Demonio del caos